Con motivo de las fiestas de San Jordi y Día del Libro, presentaré la novela en la Casa de Aragón en Lleida.

Será en la CASA DE ARAGÓN, en Gran Passeig de Ronda, 4, 25002 Lleida
Será en la CASA DE ARAGÓN, en Gran Passeig de Ronda, 4, 25002 Lleida
El Palacio, foto de Joaquín Santos. Gracias.
Un aspecto de la sala, a la izquierda podemos observar la copia del cuadro de Goya de la familia del infante Luis de Borbón y Farnesio, quien ordenó la construcción del Palacio y que quedó inconcluso por la muerte de este.
Estoy muy agradecido a los artistas, presentadores y al entusiasta público asistente. Muchas amigas y amigos que merecen mi estimación.
Y sobre todo la presencia de mi hija de mi nieto Asher, que acudió a su primer acto literario.
GRACIAS A TODOS
Os incluyo alguna de las fotos que acompañan a la novela
No como combatiente, si como diplomático. Se interesará para que España ayude a los rebeldes de las Trece Colonias, primero con material y armamento, luego solicitando la intervención activa de la flota y los ejércitos reales y posteriormente en la firma del Tratado de Paz de París, que daría paso al nacimiento de los Estados Unidos y la recuperación y obtención de nuevos territorios para la Corona.
Peralada conoce a Benjamín Franklin en uno de lossalonnière de madame Marie-Thérèse Rodet Geoffrin en París.
Mientras conversábamos, madame se acercó con otro de los invitados. Al contrario que Voltaire el caballero era armoniosamente excesivo en carnes. Nos lo presentó como miembro de la Royal Society, secretario de la Sociedad Filosófica Americana, inventor y periodista.
—Benjamín Franklin, un bostoniano de las colonias británicas —dijo, madame Geoffrin, sabiendo que su amistad era el mejor pasaporte.
—Tenía ganas de conocerle míster Franklin, he oído hablar mucho de su experimento de la cometa hace cuatro años aquí en París y de su prodigioso invento posterior —dijo Voltaire.
—Encantado de saludarle caballero —añadí yo, mirando interrogante al grupo.
Dándose cuenta de mi involuntaria ignorancia, nuestra anfitriona le pidió al inventor que me contara su ensayo. Él se acarició la oronda barriga y se desabrochó dos botones más de su chupa gris para tomar resuello. Su papada se balanceó graciosamente al iniciar su explicación.
—Trataba de demostrar que los rayos son fenómenos eléctricos y para conseguirlo até una cometa con armadura de metal a un hilo de seda, en cuyo extremo colgué una llave también metálica. La hicimos volar al cielo de Francia un día de tormenta y la llave se cargó de corriente. Así pude demostrar que las nubes están cargadas de electricidad y los rayos son, a su vez, descargas eléctricas. Ya en Boston inventé un artilugio que capta los rayos y evita que causen desgracias, le he llamado pararrayos…
La amistad con Franklin se prolongará en el tiempo.
Se cuenta en la novela:
Mi contertulio de aquellas reuniones parisinas, el inventor y político Benjamín Franklin, natural precisamente de Boston, había llegado a Versalles para solicitar ayuda para los norteamericanos que luchaban con poca suerte frente a la delgada línea roja de las tropas coloniales británicas. Franklin había visitado a Aranda, pero quería que yo fuese su interlocutor en tan delicado asunto. Me satisfizo poder viajar a París acompañado de mi esposa. Durante nuestra estancia no se consideró prudente que residiéramos en la cancillería, los encuentros con Franklin serían lo suficiente delicados para que la embajada inglesa no husmeara y se pudiese crear un conflicto político.//
… Aquella mañana, recibimos respuesta de la Corte a las recomendaciones de Aranda y mías de apoyar a los rebeldes norteamericanos. El conde de Floridablanca nos apuntaba:
El destino de los intereses de las colonias nos importa mucho, y vamos a hacer por ellos todo lo que las circunstancias lo permitan.
Así que el reino de España decidió ayudar a los rebeldes. Dineros, armas, municiones, mantas y uniformes para las libertades y, por qué no decirlo, para fastidiar a Gran Bretaña, aunque el duque de Alba y a sus parientes ingleses no les haría gracia.,, //
… A finales de año tuve la mayor de las alegrías al ser informado de que los colonos americanos, habían tenido su primera gran victoria en Saratoga y que iban uniformados y portando los pertrechos que España les había proporcionado. Cañones y municiones españolas batieron al ejército inglés del general Burgoyne que tuvo que rendirse, mientras las tropas de los peninsulares liberaban Filadelfia.
Rendición del General Burgoyne tras la batalla de Saratoga, por John Trumbul.
La Marcha de Galvez. Cuadro de Augusto Ferrer Dalmau.
Toma de Pensacola. Mayo de 1781. Por Ferrer Dalmau
Asalto de Fort George por los Granaderos del Regimiento de Luisiana y el Batallón de de La Habana, durante la toma de Pensacola. Por Charles McBarron Jr.
A partir de 1780 los independentistas avanzan en todos los frentes y en 1781 derrotan definitivamente a los británicos en la Batalla de Yorktown
La rendición de los británico no se hace esperar.
A partir de entonces se inician las negociaciones que conducen al Tratado de París de 1783, por el que se reconoce la independencia de las Trece Colonias.
Antes, Peralada negocia en nombre de España con Inglaterra.
Así se relata:
El recién nombrado Jefe de Gobierno, William Pitt, hijo, me recibió tan solo un par de días después de mi arribo. El joven primer ministro tenía solo veinticuatro años y era consciente de que una nueva etapa empezaba para Gran Bretaña. Pronto nos pusimos de acuerdo, tanto él como yo éramos partidarios de una paz rápida, teniendo en cuenta de que las Trece Colonias, estaban ya perdidas para su país. No tuvo inconveniente en devolver a España las dos Floridas y las costas de Nicaragua y Honduras, intercambiar otros territorios ocupados por ambas partes y ceder Menorca definitivamente, pero querían conservar Gibraltar por la que tanto habían padecido aquellos meses los defensores británicos. Redactamos en apenas una semana un borrador que yo llevaría a España. Se disculpó diciéndome que el rey Jorge III no podría saludarme, su estado de salud estaba empeorando. La extraña locura del rey Jorge, tenía preocupados a Pitt y a todo el país.
Así queda el nuevo reparto territorial.
Los representantes de Gran Bretaña se niegan a posar para el retrato final de la firma del Tratado y el cuadro de West queda para siempre inacabado.
Así quedaría el nuevo reparto territorial en Norteamérica.
Y así se explica en la novela:
Las reuniones previas con la delegación americana fueron del todo afortunadas. Los representantes John Adams, John Jay y Benjamín Franklin, me aseguraron que nunca olvidarían la ayuda de España a su independencia. No dudé de las palabras de los compromisarios de las Trece Colonias, pero pensé en lo que repetía el conde de Aranda aquellos días:
Esta república federal que nace pigmea, llegará un día en que crezca y se torne gigante, y un coloso temible en aquellas regiones. Entonces olvidará los beneficios que ha recibido y solo pensará en su engrandecimiento…
El día tres de septiembre en Versalles se firmaba el Tratado en el que se reconocía la independencia americana y, por separado, la paz entre Gran Bretaña y los reinos de Francia y España. Días más tarde se extendía la conciliación al ponerse fin a la guerra entre británicos y los Estados Generales de la República Holandesa. Cenando luego en la cancillería española en París, le expuse mis temores a Aranda.
—Al fin llega la tan deseada paz, Aranda. ¿Cuánto durará? ¿Cuánto tiempo pasará para que nuestros colonos imiten a los norteamericanos?
—Menos de lo que imaginamos, Ferran. La única solución sería desprendernos de todas las posesiones del continente, exceptuando las islas de Cuba y Puerto Rico en la parte septentrional y algunas que más convengan en la meridional, para que sirvan de escala o depósito para el comercio. España debe colocar a tres infantes en América, uno de rey de Nueva España, el otro de Perú y el tercero para el resto de territorios y su majestad Carlos quedar de emperador nominal de los tres reinos.
—La oportunidad para el infante Gabriel —dije, pensando en voz alta.
—La oportunidad para que España siga siendo poderosa. Y despedirnos de nuestra vieja enemiga, Inglaterra…
Tratado e Paz de París del 3 de septiembre1783
Washington cruzando el Delaware. Por Emanuel Leutze.
Un amable lector, Manuel Gil, apunta que en la entrada sobre don Luis no mencionemos el palacio de Velada.
Efectivamente tiene toda la razón, para no hacer extenso el artículo, no detallamos uno de los lugares más importantes del peregrinaje castellano del matrimonio de los condes de Chinchón, después de sus nupcias.
Precisamente, en el palacio de Velada -Toledo- se inició el viaje de novios de la pareja.
Como contábamos la boda tuvo lugar en 1776 en el palacio que en Olías del Rey para trasladarse luego a Velada.
Palacio de los marqueses de Velada en Velada -Toledo-
ASÍ LO CUENTO EN LA NOVELA
La de Vallabriga recibió a mi esposa como a la madre que le faltaba en su forzado exilio y don Luis a mí como el compañero comprensivo que también ha sufrido el rechazo de los farsantes. Una nueva María Teresa completaba la familia de los de Chinchón, la pequeña apenas tenía seis meses y era el juguete de su hermano Luis, a punto de cumplir los cuatro años. Ya veis que en Arenas de San Pedro no se complicaban la vida a la hora de escoger nombre para los retoños. María Teresa Josefa, la nueva componente de la familia Borbón-Vallabriga, había nacido en Velada el día veintiséis del anterior noviembre hacia las once de la noche, la bautizaron al día siguiente en la parroquia de San Bernardino de esa población. Que naciera en el palacete del conde de Altamira en Velada y no en el de las Damas, en Arenas, que era donde habitaban por aquel entonces los flamantes condes de Chinchón, tenía un poderoso motivo. El segundo hijo de la pareja se había malogrado al nacer y la condesa de Chinchón, con cierta superstición, había preferido dar a luz en Velada muy cerca de Talavera. Se trataba de una preciosa y sonriente niña que colmaba de alegría al padre y de cierta tristeza a la madre.
Así fue de importante el palacio de los marqueses de Velada para la pareja, además de sus primeras noches juntos, allí nacería María Teresa Josefa de Borbón y Vallabriga, futura condesa de Chinchón.
También nació en Velada su hermana María Luisa de Borbón y Vallabriga, posteriormente duquesa de San Fernando, concretamente el seis de junio de 1783
María Luisa de Borbón y Vallabriga
Así lo explica Santiago Martínez Hernández en
EL PALACIO DE LOS MARQUESES DE VELADA:
RESIDENCIA y CORTE EVENTUAL DEL INFANTE DON
LUIS ANTONIO DE BORBÓN y DE DOÑA MARÍA TERESA
DE VALLABRIGA (1776-1792) y LUGAR DE PASO DE
CARLOS IV Y SU FAMILIA (1803)
Dice Santiago Martínez:
Tras la boda, celebrada en el palacio de los Duques de Femandina de
Olias del Rey el 27 de junio de 1776, con la presencia del arzobispo de Toledo, el matrimonio se dirigió hacia Velada en donde es probable que fueran recibidos sino por los propios Marqueses -ya que debían guardar el debido respeto a la decisión real- por gentes de su confianza que les acomodarían en la residencia. Aquí estarían los recién casados varios meses. Pocas visitas ilustres se prodigaron por allí por temor a desagradar al monarca. Durante esta primera estancia en Velada el Infante compró una finca para sus caballos y se dedicó a la caza en las tierras de sus amigos los Marqueses de Velada y Astorga. El Marqués hombre culto y erudito dejó también a disposición de su real huésped su biblioteca que se repartía entre el convento de San Antonio y el palacio y en la que reunía tres millares de volúmenes aparte de cuadros, tapices, armas y objetos curiosos.
Puesto que alternaron las estancia con Cadalso de los Vidrios y Arenas de San Pedro -mientras el Infante se edificaba una enorme residencia allí con traza del seguidor del arquitecto Ventura Rodríguez, Domingo Thomas y su hermano Ignacio-, los hijos de don Luis y doña María Teresa nacieron en varios lugares. El primogénito Luis María 20 vino al mundo el 22 de marzo de 1777 en Cadalso, mientras el segundogénito Antonio María lo hacía en marzo de 1779 en Arenas de San Pedro, aunque fallecía en diciembre. El tercero de los vástagos del Infante María Teresa nacía en Velada el domingo 26 de noviembre de 1780. Y la última, María Luisa nacía, en Velada también en 1781.
Por la correspondencia conocida del Infante sabemos que residieron durante
largas temporadas en Velada alternando sus estancias con Arenas y Cadalso hasta que comenzó a ser habitable el palacio nueve de Arenas. No obstante debido al buen clima de Velada el Infante y su esposa siguieron acudiendo a la villa hasta la década de 1790. Tras la muerte de don Luis en 1785, su esposa doña María Teresa continuó residiendo con sus hijos en Arenas de San Pedro. Sin embargo un año después la viuda había enfermado gravemente por lo que se solicitó a Carlos III el permiso para ir a restablecerse a Velada. El Rey desoyendo los ruegos de su cuñada no dio su consentimiento en un primer momento. El 25 de octubre el permiso
real llegó y hasta allí se desplazó no sin antes tratar infructuosamente de buscar apoyo a su retiro forzoso enviando regalos al Conde de Campomanes, obsequios que éste no aceptó. La suerte de la desdichada viuda no cambió a pesar de que su débil salud mejoró ya que al destierro en Velada debía sumar la ausencia de sus hijos.
Santiago Martínez Hernández
El infante Luis de Borbón y Farnesio es uno de los personajes más importantes de la novela. Su relación con el conde de Peralada se describe casi paternal desde que el de Peralada recala en la corte de Madrid después de perder a su padre biológico en el terremoto de Lisboa de 1755. La novela lleva por título sinfonía porque bien pudo haberla compuesto Luigi Boccherini en el palacio de don Luis en Arenas de San Pedro y lo de Azul Prusia tendréis que averiguarlo leyendo el libro o este post hasta el final.
Pero ahora hablemos de este personaje tan novelesco y tan ligado en la ¿ficción? con el conde de Peralada.
Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio, nació en Madrid el 25 de julio del año 1727, fue infante de España, sexto hijo de Felipe V y de su segunda esposa, Isabel de Farnesio, duquesa de Parma. Medio hermano de los reyes de España, Luis I y Fernando VI y hermano de Carlos III.
Armas del infante.
La GACETA DE MADRID da razón de su nacimiento en su número del 29 de julio de 1727
El viernes 25, de este mes, dia del Apóstol Santiago, Patrón de España à las seis de la mañana, dio à luz breve, y felizmente la Reyna nuestra Señora un hermoso, y robusto Infante, que luego al punto recibió el agua del Santo Bau-tismo, con los nombres de LUIS ANTONIO JAYME ; aviendo sido testigos de este grande y dichoso sucesso el Nuncio de S. Santidad, y los Embaxadores de Coronas, los Gefes de la Casa Real, y otras Grandes y Señores, aunque algunos de los convocados para esta ceremonia no pudieron llegar a tiempo, por la brevedad del parto. El Rey nuestro señor le dexó ver en la Antecámara de Pala-cio, en donde los Señores le besaron la mano y fue cumplimentado por los Ministros Estrangeros: quedando unos y otros muy regocijados de vér á S.M. tan convalecido de su passada indisposición. La Reyna queda buena, y sin el menor accidente de los que suela sobrevivir en casos semejantes; y el recien nacido Principe se empieza á criar con claras muestras de una perfecta constitución.
Por presión de la reina, apenas cumplidos los ocho años, el Papa Clemente XII le nombró Arzobispo de Toledo el diez de noviembre de 1735 y un año después se le otorgó el capelo cardenalicio; apenas ocho años después le añadió el arzobispado de Sevilla.
Armas del Infante incluidos los títulos de la Santa Sede.
A los 27 años, Luis de Borbón que nunca había tenido vocación eclesiástica, solicitó del rey permiso para dejar sus cargos religiosos y dedicarse a una de sus aficiones favoritas: las mujeres bellas. Y a la ilusión de formar un hogar y tener descendencia.
El infante envió una misiva al Papa con su renuncia:
Santisimo Padre. La vocación mas agradable a Dios es la que mayor se adapta a nra conciencia, siendo obligación que esta nos impone mas vigoroso de nras interiores disposiciones. He entrado en este examen pidiendo al todo poderoso me ilumine para areglar mi animo sobre la vocación a que debo determinarme y no hallandose con todos los estímulos que se requieren para cumplir las obligaciones del estado en que crei fijarme desde el principio, permite Dios, que sea en el estado secular que yo continue honrrarle y servirle, y que rige esta vocacion a que soi llamado, por lo que pido respetuosamente a Vra Santidad me conceda las dispensas que son necesarias, teniendo a bien que le debuelva el Capelo con que quiso condecorarme.
A partir de la dispensa comienza la vida mundana -que no amorosa, esa es anterior- y cortesana del infante. En la novela se sostiene esa relación paterno-filial con Ferran de Rocabertí, con aventuras galanas por Barcelona, Madrid y Aranjuez y que no terminará hasta la muerte del infante en Arenas de San Pedro.
La felicidad máxima de don Luis la obtiene con el permiso real de matrimoniarse, si bien el rey, temeroso de que algún día los hijos de su hermano puedan reclamar el trono de España -todos los hijos de Carlos III habían nacido en Nápoles-, le obliga a contraer matrimonio morganático. El rey concedía el privilegio a su hermano pero condicionado:
No permitiendo las circunstancias actuales el proporcionar matrimonio al infante Don Luis mi hermano con persona igual a su alta esfera, y no pudiéndose por lo mismo combinar con el bien del estado el casamiento a que su vocación le llama: Vengo a concederle permiso para que pueda contraer matrimonio de conciencia, esto es, con persona desigual, según él me lo ha pedido: pero deberá ser esta escogida en la clase a lo menos de caballeros particulares distinguidos y honrados; y será de la obligación del infante el comunicarme antes quién es la persona que eligiese, a cuya circunstancia queda ligado este permiso general que ahora doy.
Lo que en la práctica significaba que sus herederos no podrían tener el apellido Borbón, ni lucir en su escudos las armas de los borbones.
Después de que media corte se dispusiera a buscarle esposa, incluso se habló de la posibilidad de matrimoniarle con su sobrina la infanta , María Josefa de Borbón. hija de Carlos III, al fin prevalecieron los deseos del rey y la elegida fue la noble zaragozana, María Teresa de Vallabriga y Rozas Español y Drumont de Belfort, hija del conde de Torrescea, Luis de Vallabriga, mayordomo de Carlos III y de María Josefa de Rozas y Melfort, III condesa de Castelblanco. La novia, de diecisiete años, era treinta y dos años más joven que el infante.
Así la pintó Goya
Los deseos impuestos por el rey se cumplieron a rajatabla. La boda se celebró lejos de Madrid y sin la presencia de ningún miembro de la Familia Real. Concretamente fue en la capilla del palacio de los duques de Fernandina en Olía del Rey, provincia de Toledo, el 27 de junio de 1776. El rey impuso que los nuevos esposos residieran a no menos de veinte leguas de la Corte, a la que solo don Luis podría acercarse siempre que el rey lo estimara preciso, pero no su esposa. Por lo que tuvieron que abandonar el palacio de don Luis en Boadilla del Monte.
Palacio de Boadilla del Monte actualmente
El palacio de Boadilla del Monte. Dibujo antiguo.
Teresa de Vallabriga, por Goya
Así que los flamantes condes de Chichón, título que había adquirido don Luis a su hermano, Felipe, duque de Parma, se afincaron primero en Cadalso de los Vidrios y definitivamente en Arenas de San Pedro (Ávila)
Allí en Arenas decidió construir un hermosos palacio para él y su familia en un lugar llamado La Mosquera.
Se lo mandó edificar a Ventura Rodríguez. Nunca llegó a terminarse
Palacio de La Mosquera en Arenas de San Pedro.
Allí residirían don Luis, Teresa de Vallabriga y los tres hijos de ambos.
La corte del palacio del infante en Arenas de San Pedro contó con excelentes pintores, arquitectos y músicos. Una importante pinacoteca y una no menos importante biblioteca.
Ex Libris del infante Luis.
Paret y Alcázar, Boccherini, Goya, el pintor de cámara Manuel de la Cruz, los Font,-familia de violinistas catalanes-, el arquitecto Ventura Rodríguez y un largo etc. estuvieron al servicio del Luis de Borbón.
Entre estos grandes artistas que estuvieron en la nómina del infante, destacan:
El compositor Luigi Boccherini y el genio de Fuendetodos, Francisco de Goya.
Luigi Boccherini
Francisco de Goya
Los condes de Chinchón tuvieron cuatro hijos, de los que tres llegaron a adultos:
Luis de Borbón y Vallabriga, 1977, futuro XIV conde de Chinchón, arzobispo de Toledo y cardenal.
Luis de Borbón y Vallabriga.
María Teresa de Borbón y Vallabriga, 1780, por renuncia de su hermano, la XV condesa de Chinchón; además, I marquesa de Boadilla del Monte. Gracias a su posterior boda con Godoy, recuperó para la familia el apellido Borbón y el tratamiento de altezas reales.
Así la vio Goya en la terraza del palacio de la Mosquera con la sierra de Gredos al fondo. Galería Nacional de Arte
María Luisa de Borbón y Vallabriga, 1783 se casó con Joaquín José Melgarejo, I duque de San Fernando de Quiroga, sin descendencia
Así la pintó Goya. Galería de los Uffizi, Florencia
Goya retrató a toda la familia de don Luis en Arenas de San Pedro en un cuadro que se ha hecho famoso.
En la obra podemos observar a Francisco de Goya representándose a sí mismo. Fundación Magnani-Rocca
Luigi Boccherini escribió varias sinfonías siendo violoncelista y compositor de la capilla real del infante.
Un obra del compositor dedicada al infante.
Obras de Luigi Boccherini compuestas siendo maestro de capilla del infante
“Sinfonía Nº 1 en re mayor” Op.12 Nº 1 G 503 1771
“Sinfonía Nº 2 en mi bemol mayor” Op.12 Nº 2 G 504 1771
“Sinfonía Nº 3 en do mayor” Op.12 Nº 3 G 505 1771
“Sinfonía Nº 4 en re menor” Op.12 Nº 4 G 506 (La casa del diávolo) 1771
“Sinfonía Nº 5 en si bemol mayor” Op.12 Nº 5 G 507 1771
“Sinfonía Nº 6 en la mayor” Op.12 Nº 6 G 508 1771
“Sinfonía en si bemol mayor” Op.21 Nº 1 G 493 1775
“Sinfonía en mi bemol mayor” Op.21 Nº 2 G 494 1775
“Sinfonía en do mayor” Op.21 Nº 3 G 495 1775
“Sinfonía en re mayor” Op.21 Nº 4 G 496 1775
“Sinfonía en si bemol mayor” Op.21 Nº 5 G 497 1775
“Sinfonía en la mayor” Op.21 Nº 6 G 498 1775
“Sinfonía Nº 7 en re mayor” Op.35 Nº 1 G 509 1782
“Sinfonía Nº 8 en mi bemol mayor” Op.35 Nº 2 G 510 1782
“Sinfonía Nº 9 en la mayor” Op.35 Nº 3 G 511 1782
“Sinfonía Nº 10 en fa mayor” Op.35 Nº 4 G 512 1782
“Sinfonía Nº 11 en mi bemol mayor” Op.35 Nº 5 G 513 1782
“Sinfonía Nº 12 en si bemol mayor” Op.35 Nº 6 G 514 1782
“Sinfonía Nº 13 en do mayor” Op.37 Nº 1 G 515 1786
Algunas de las pinturas que Goya hizo a la familia Borbón-Vallabriga, además de las apuntadas.
María Teresa de Borbón y Vallabriga, ya condesa de Chinchón. Museo del Prado.
Boceto (Borrón, lo llamaba Goya) de María Teresa de Vallabriga a caballo con la Sierra de Gredos al fondo. Galería de los Uffizi.
El cuadro final, que debería tener grandes proporciones, para hacer pareja con el de su esposo don Luis, se encuentra perdido.
Don Luis de Borbón. Colección particular
Y Luis de Borbón y Valllabriga, pintado por Goya con chupa , casaca y calzón en azul Prusia, color reservado solo a las familias reales. Con esa pintura, hoy en el Museo Provincial de Zaragoza, quiso el autor desafiar la orden real de privar de los atributos reales y familiares a los hijos de su hermano Luis y su cuñada Teresa.
Los últimos días de Luis de Borbón y Farnesio fueron terribles, cansado y enfermo antes de morir escribió a su hermano el rey para que se ocupara de sus hijos y de sus criados. Al fallecer, el 7 de agosto de 1785, Carlos III dispuso que el cuerpo de su hermano reposara en la capilla de San Pedro, en Arenas, y que su viuda permaneciera en su palacio en la villa, durante cinco eternos días, los monjes de San Pedro esperaron la visita de su majestad. Sin noticia alguna del rey procedieron a su entierro. Posteriormente, Carlos IV, ya Rey de España, dio órdenes para que fuera trasladado al Panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial, donde fue enterrado con todos los honores en el año 1.800.
Cuadro del monasterio de San Pedro de Alcántara en Arenas de San Pedro.TietarTV
Tumba de don Luis en el Panteón de los Infantes.
Por su parte María Teresa de Vallabriga está enterrada en la cripta del Pilar de Zaragoza
Para saber más: Podéis ver un vídeo del Ayuntamiento de Boadilla del Monte con la historia del infante.
Los amantes de la música podéis escuchar la famosa obra de la Ritirata notturna di Madrid de Boccherini, emitida por la 2 de TVE con arreglos de L. BERIO. Dirigida en su primera parte por Jesús López Cobos e interpretada por Voces para la Paz. Seguida de la interpretación de Krasnoyarsk Chamber Orchestra, dirigida por Martín Baeza-Rubio. Terminando por la Música en las calles de Madrid por el String Quintet, Opus 30: Theodore Arm, violín Lun Li, violín Steven Tenenbom, viola Peter Wiley, cello Zachary Mowitz, cello. Una delicia.
La retirada – retreta- nocturna se tocaba en las ciudades donde había cuarteles, para advertir a las tropas del regreso al acuartelamiento y proceder a cerrar las puertas. Ordenanza recogida en las RROO militares de Carlos III. Luigi Boccherini la escribió para su alteza el infante don Luis.
Y el famoso minuetto de Boccherini interpretado por el CUARTETO EUROPEO compuesto por bellas y excepcionales interpretes